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III

hizo para un labrador de Vinci, amigo de este, en una rodela de palo de higuera, una composicion tan extraña de animales diversos, como sierpes, lagartos, grillos y langostas, que formando de todos ellos un solo monstruo, parecia tan horrible y espantoso, que como si fuese la cabeza de Medusa, pasmaba á quien lo miraba. Pero juzgando el padre que una obra como esta no merecia estar en manos de un labrador, la vendió á unos mercaderes, de quienes la compró luego el Duque de Milán por trescientos ducados. Pintó un cuadro con una Nuestra Señora hermosísima, y entre otras cosas representó un frasco lleno de agua con algunas flores dentro, sobre las cuales pintó con admirable artificio el rocío; cuya obra paró luego en poder del Papa Clemente VII. Hace mencion tambien el Vasari de un dibujo que hizo Leonardo en un papel para un íntimo amigo suyo llamado Segni, en el cual representó con extraordinaria invencion y con su acostumbrado primor al dios Neptuno en medio del mar agitado en su carro, tirado de caballos marinos y acompañado de monstruosos peces, tritones y otras cosas imaginarias que le parecieron á propósito en aquel asunto.

Aqui observaremos que aunque Leonardo supo muy bien en lo que consistia aquella divina proporcion que es madre de la belleza, tanto que la gracia de sus figuras inspiraba amor á quien las miraba; no obstante se aficionó de tal suerte á pintar cosas extravagantes y ridiculizadas, que si veia por casualidad á algun hombre del campo con fisonomía extraordinaria y rara, de modo que tocase en lo ridículo, lo iria siguiendo un dia entero embelesado con la particularidad de aquel objeto, hasta que concibiendo