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114 — Tratado de la Pintura

§ CCLV.

Cómo debe representarse una figura airada.

Una figura airada tendrá asida por los cabellos á otra, cuyo rostro estará contra la tierra, la una rodilla sobre el costado del caido, y levantado en alto el brazo derecho con el puño cerrado. Esta figura debe tener el cabello erizado, las cejas bajas y delgadas, y los dientes apretados; los extremos de la boca arqueados, el cuello grueso, y con arrugas por delante, por estar inclinado hacia el enemigo.


§ CCLVI.

Cómo se figura un desesperado.

El desesperado se figurará hiriéndose con un puñal, después de haber despedazado con sus propias manos sus vestidos; la una de estas estará en acción de rasgarse las heridas que se va haciendo, los pies apartados, las rodillas algo dobladas, y todo el cuerpo inclinado á tierra con el cabello enmarañado.


§ CCLVII.

De la risa y el llanto, y su diferencia.

El que rie no se diferencia del que llora, ni en los ojos, ni en la boca, ni en las mejillas, sino solo en lo rígido de las cejas que se abaten en el que llora, y se levantan en el que rie. A esto se añade que el que llora destroza con las manos el vestido y otros varios accidentes, según las varias causas del llanto; porque unos lloran de ira, otros de miedo, otros de ternura y alegría, algunos de zelos y sospechas, otros de dolor y sentimiento, y otros de compasión y pesar por la pérdida de amigos y parientes. Entre estos