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106 — Tratado de la Pintura

para impeler; porque en aquella acción trabajan también los músculos del brazo que formó la naturaleza solo para atraer, y no para impeler ó empujar; porque cuando el brazo está extendido, los músculos que mueven el antebrazo no pueden trabajar en la acción de impeler mas que si el hombre apoyara la espalda á la cosa que quiere mover de su sitio, en cuyo acto solo operan los nervios que levantan la espalda cuando está cargada ó encorvada, y (19) los que enderezan la pierna cuando está doblada, que se hallan bajo del muslo en la pantorrilla; en cuya consecuencia queda probado, que para atraer se añade á la fuerza de los brazos la potencia de la extensión de las piernas, y la elevación de la espalda á la fuerza del pecho del hombre en la cualidad que requiere su obliquidad: pero á la acción de impeler, aunque concurre lo mismo, falla la potencia del brazo, porque lo mismo es empujar una cosa con un brazo sin movimiento, que si en vez de brazo hubiera un palo. Lámina XI.


§ CCXXXVI.

De los miembros que se doblan, y del oficio que tiene la carne en esos dobleces.

La carne que viste las coyunturas de los huesos y demas partes próximas á ellos, se aumenta y disminuye según lo que se dobla ó extiende el respectivo miembro; esto es, se aumenta en la parte interior del ángulo que forma el miembro doblado, y se disminuye y dilata en la parte exterior de él: y la parte interpuesta entre el ángulo convexo y el cóncavo participa mas ó menos del aumento ó diminución, según lo mas ó menos próximas que estén sus partes al ángulo de la coyuntura que dobla.