mente con no pocos preceptos de inestimable precio, los encontrará en este Tratado, en donde verá teóricamente, y luego podrá comprobar con la experiencia, las mutaciones que causa en los cuerpos lo mas ó menos grueso del aire que los circunda, y se interpone entre ellos y la vista, ó la mayor ó menor distancia. En él leerá ciertas y científicas reglas para la composicion, viendo el modo de enriquecer una historia con la variedad oportuna de objetos y figuras que debe tener, sin confundir la accion principal; el contraste de la actitud de todas ellas; el decoro con que han de estar, segun los personages que representan, ó la acción en que se suponen; el arreglo de sus movimientos, y la armoniosa contraposicion de tintas, claros y oscuros que ha de reinar en el cuadro, para que de todo resulte aquella hermosura que embelesa los sentidos del que lo mira. A cada paso hallará el documento de la continua observacion del natural, en lo cual insiste siempre Vinci con todo conato, amonestando al Pintor á que todo lo estudie por él, para que sus obras sean hijas legítimas de la naturaleza, y no se acostumbre nunca á pintar amanerado. Finalmente todo lo que compone la parte sublime de la Pintura lo hallará el
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