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56 — Tratado de la Pintura

§ CXVII.

Qué parte de un color debe ser mas bella según lo que dicta la razón.

Siendo A la luz, y B el objeto iluminado por ella en línea recta; E, que no puede mirar la dicha luz, verá solo la pared iluminada, la cual supongo sea de color de rosa. Esto supuesto, la luz que se origina en la pared tendrá el color de quien la causa, y teñirá de encarnado al objeto E; el cual si es igualmente encarnado, será mucho mas hermoso que B; y si E fuese amarillo, se originará un color tornasolado de amarillo y rojo. Figura X.


§ CXVIII.

La belleza de un color debe estar en la luz.

Si es cierto que solo conocemos la cualidad de los colores mediante la luz, y que donde hay mas luz, con mas claridad se juzga del color; y que en habiendo oscuridad, se tiñe de oscuro el color; sale por consecuencia que el Pintor debe mostrar la verdadera cualidad de cada color en los parages iluminados.


§ CXIX.

Del verde de cardenillo.

El verde de cardenillo gastado al oleo, se disipa inmediatamente su belleza, si no se le da luego el barniz; y no se disipa solamente, sino que si se le lava con una esponja llena de agua, se irá al instante, y mucho mas breve si el tiempo está húmedo. La causa de esto es porque este color está hecho á fuerza de sal, la cual se deshace fácilmente con la humedad, y mucho mas si se lava con la esponja.