Llámasele también pato moscado o almizclado, por el olor que despide, proveniente de un licor que filtra de las glándulas situadas sobre la rabadilla, la cual se debe cortar así que se le mate, para que su carne no tome mal sabor. Son tan domesticables como los yacúes, y las dos especies estaban entre las aves caseras que los conquistadores encontraron en las poblaciones guaraníes.
Entre las aves acuáticas de más provecho, abunda mucho el macá, del género de las grevas. Aunque clasificado entre las palmípedas, no tiene membrana en los pies como los patos, sino los dedos separados y aplastados como pala de remo, y sin uñas; es un aparato exclusivamente para nadar, así es que no le sirve para andar en tierra, y por eso no se le ve nunca caminar ni asentarse en el suelo. No tiene cola, ni vuela sino a remesones, y siempre rasando la superficie del agua.
Estas aves deben apreciarse por su mucha grasa, por su carne de gusto agradable, por los huevos que se comen como los de gallina, por su pluma abundante, suave y lustrosa, y por su espeso y finísimo plumón. Sería muy fácil sujetarlas en charcos y estanques, porque no pueden caminar ni escaparse volando. Se mantienen de pececillos y de insectos que buscan dentro del agua.
El maca no debe confundirse con el biguá, llamado zaramagullón por los Españoles. El primero es de vientre ceniciento y manto gris, y el segundo es todo negro; el maca tiene el pico recto y aguado, el biguá corvo en su extremidad. Este tiene la cola en forma de abanico, membranas entre los dedos, y vuela con bastante rapidez. El plumaje del biguá no es impermeable como el del otro; por ese motivo se