necesidad de la fuerza de los brazos, de los vientos, o el vapor?
La tan celebrada fertilidad de Egipto, debida á las inundaciones del Nilo, además de requerir la concurrencia del arte en la construcción de lagos y canales, está sujeta a las contingencias de una sequía destructora cuando faltan las crecientes; a los inconvenientes de un clima abrasador e insalubre, y a la pena del asiduo trabajo del labrador. Más en esta región venturosa del Paraná, además de los dones con que nos brinda la naturaleza, la feracidad del suelo será tan constante y perpetua, la fructificación y las cosechas tan seguras como la versatilidad de los vientos que producen el repetido ascenso y descenso de las aguas que lo riegan y abonan repetidas veces en el año.
Tampoco necesita ser removido por el hierro un terreno perfectamente mullido y abonado hasta la profundidad de doce pies; como que todo él es formado del sedimento de las aguas en las crecientes, y del polvo de las tormentas y de los despojos vegetales y animales; obra de dilatados siglos. En los ribazos formados por los derrumbes, y mejor en una zanja que se practique sobre el terreno, es fácil notar este sistema de formación de las sutiles capas alternadas, una de finísima tierra roja, y otra de hojarasca y detrito, que ofrecen la apariencia del hojaldre.
La parte más profunda del suelo no contiene más que un limo rojizo, y debajo de éste un barro arenoso de color plomo oscuro.
En ningún punto de todo el terreno de estas islas puede encontrarse piedra, ni arena sensible al tacto, ni cuerpo mineral alguno que no haya podido estar en estado de impregnación en las aguas o de