Cual museo de la Pampa,
Muchas razas él cobija;
La rastrera lagartija
Hace cuevas a su pie;
Todo pájaro hace nido
Del gigante en la cabeza:
Y un enjambre en su corteza
De insectos varios se ve.
Y al teñir la aurora el cielo
De rubí, topacio y oro,
De allí sube a Dios el coro
Que le entona al despertar
Esa Pampa, misteriosa
Todavía para el hombre,
Que a una raza da su nombre
Que nadie pudo domar.
¡Cuánta escena vió en silencio!
¡Cuántas voces ha escuchado
Que en sus hojas ha guardado
Con eterna lealtad!
El estrépito de guerra
Su quietud ha interrumpido;
A su pie se ha combatido
Por amor y libertad.
En su tronco se leen cifras
grabadas con el cuchillo.
Quizá por algún caudillo
Que a los indios venció allí;
Por uno de esos valientes
Dignos de fama y de gloria,
Y que no dejan memoria
Porque murieron aquí.
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