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264 — El Tempe Argentino.

para destrozarlo y comerlo vorazmente hasta no dejarle más que los huesos.

Come también caracoles e insectos, y no persigue las aves, ni es pendenciero. Retíranse al campo a dormir juntos sobre algún árbol, y al salir el sol se les ve posados en los cercos y tejados de las casas. La hembra pone dos huevos de un blanco azulado, manchados de rojo, en un nido hecho en el suelo sin arte; cuando pichón es blanco.

Los Guaraníes llaman iribú-bichá, que significa gefe de los iribúes, al ave que los naturalistas denominan rey de los buitres, a causa de la cresta carnosa, de un naranjado vivo, que adorna su cabeza como una diadema. Es la especie más hermosa de todas las de este grupo, por el variado colorido de su cabeza y cuello y por la lindeza de los matices de su plumaje. Su pescuezo desnudo está cubierto de curúnculas multicoloras de un bello efecto, y rodeado en su base por un lindo collar de plumas azules. El color general del ave es negro sobre las alas y la espalda, y blanco todo el resto, incluso el iris de los ojos. Es de gran talle, acercándose a una vara de largo. Se alimenta de animales muertos y de inmundicias, sin atacar jamás al más pequeño pájaro ni al más débil cuadrúpedo. El rey de los buitres abunda en el Brasil y en el Paraguay.

El cóndor o gran buitre de los Andes es la especie más notable por su gran tamaño. No es, a nuestro juicio, de aquellas aves que merecen ser patrocinadas, pues no sólo se alimentan de animales muertos, sino que también atacan con frecuencia a los vivos que encuentran débiles o recién nacidos.