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El Tempe de la Grecia. — 235

anualmente a este valle todos los pueblos comarcanos, y juntándose allí, hacen grandes sacrificios a los dioses, festejándose después con banquetes. [1]

Barthelemy, que redujo a breves y brillantes páginas cuanto los Griegos dijeron de su Tempe, parece que al describirlo fuera trazando las escenas deleitosas de nuestro delta. "El río presenta casi por todas partes un canal tranquilo, y en varios lugares abraza lindas islas cuyo verdor perpetúa. Las grutas de sus riberas y el césped que las tapiza parecen el asilo del reposo y del placer. Los laureles y diferentes clases de arbustos forman por sí mismos bosquecillos y glorietas, y las plantas que serpentean por sus troncos se entrelazan en sus ramas y caen en festones y guirnaldas. Mientras seguíamos lentamente el curso del Peneos, mis miradas, aunque distraídas por una multitud de objetos deliciosos, volvían siempre sobre el río. Ora veía centellear sus aguas al través del follaje que sombrea sus orillas; ora contemplaba la marcha apacible de sus ondas que parecían sostenerse mutuamente, llenando su carrera sin tumulto y sin esfuerzos. Tal es la imagen de una alma pura y tranquila; sus virtudes nacen las unas de las otras; y todas obran de concierto y sin ruido."

Tan resaltantes analogías del Paraná con el valle delicioso y fértil del Antiguo Mundo, ha sido lo que me movió a aplicarle el nombre de Tempe; aunque puede decirse con propiedad que el griego

  1. Eliano, "Historias varias." I. III, citado por Juan de Guzmán, en su traducción de las "Geórgicas" de Virgilio.