Página:El Tempe Argentino.djvu/230

Esta página ha sido corregida
228 — El Tempe Argentino.

en su espejo el firmamento. La chalana boga por el medio del ancho río. Bajo de nuestros pies miramos el cielo y las estrellas; la embarcación parece suspendida en el espacio inmensurable, circundada de los astros. Bosques, islas, aguas, todos los objetos terrestres han desaparecido de nuestra vista, que sólo contempla en derredor la bóveda estrellada del firmamento.

¿Qué son las grandezas de la creación terrestre en parangón con los portentos de la creación del firmamento? ¡Espectáculo grandioso y sublime! ¡Espacio sin limites, en cuya insondable inmensidad encuentra el alma algo que está en armonía con el sentimiento vago, pero indeleble, de eternidad y perfección que la impele a la aspiración de lo infinito.

La imaginación se pierde en esa extensión inmensa del universo, poblada de innumerables mundos, entre los que no es más que una estrella nuestro sol, de más de un millón de leguas de circunsferencia, acompañado de nuestro globo y demás planetas que hacen sus revoluciones dentro de un espacio de dos mil y doscientos millones de leguas. ¡Y a esta vasta esfera, que abarca nuestro sistema planetario, la separa de los demás mundos un asombroso vacío! Se mide por millones de millones de leguas la distancia de la más próxima estrella; y cada una es un sol que no cede en magnitud a nuestro sol; y cada una de ellas dista tanto de las demás como de nosotros.

Y cuando se reflexiona que el telescopio ha descubierto muchos millones de estrellas, consideradas como otros tantos soles con sus sistemas planetarios; y que millones de mundos no