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Capítulo XXX

El seibo y el ombú. [1]


El ombú de nuestras costas y el seibo de nuestros ríos son los primeros objetos que hieren la vista del extranjero que desde lejanas tierras viene en busca del metal precioso que da nombre a estas regiones. ¡Dos árboles estériles por única muestra de las producciones del Río de la Plata, a las ávidas miradas de los peregrinos que pisan, llenos de esperanza, la nueva Canaan, la tierra de leche y miel, prometida a su infortunio! ¡Qué inesperada desilución! ¡Qué desencantos! Dos árboles improductivos, ¿cómo pueden anunciar el suelo más feraz, el clima más hermoso de los dos mundos?

Pero que penetre el extranjero en nuestras pampas que producen el oro en verdes hebras: que

  1. El ombú, árbol peculiar de esta parte de la América del Sud, pertenece al género "Fitolaca", especie dióica (Compendio botánico de Ortega, y An encyclopedia of plantes, de Leudon). A la particularidad de ser estos árboles, unos masculinos y otros femeninos, deben el nombre griego dióica que significa "dos casas".