Página:El Tempe Argentino.djvu/195

Esta página ha sido corregida
Los árboles. — 193

sarmentosas, llamadas enredaderas, bejucos y lianas; las cuales dan a sus arboledas un aspecto muy variado, e imprimen a sus paisajes cierto aire festivo y romántico en que consiste su mayor encanto. La vista no se harta de recorrer, ni la mente de admirar


la profusión de vegetales, aun de las más apartadas familias, que se agrupan y entretejen confundidos, sin perjudicarse al parecer; sirviendo además de apoyo a las plantas trepadoras, nutriendo las parásitas y abrigando las aéreas que no participan de los jugos de la tierra, ni usurpan la sustancia del árbol que las lleva.

Los árboles que han cumplido el período fijado a la existencia de cada especie, parecen aun por largo tiempo frondescentes con el prestado follaje de las lianas que los envuelven, y cuando sus carcomidos troncos caen al suelo para devolverle con su descomposición los principios que de él han recibido, todavía la naturaleza se apresura a velar las huellas de la muerte revistiéndolos de una túnica de verde musgo, adornada de heléchos y agáricos. ¿Cómo explicar tan activa como inagotable fecundidad? El supremo grado de fertilidad del terreno, la extraordinaria profundidad de esa tierra vegetal,