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182 — El Tempe Argentino.

de operarse la fecundación en esta flor. Sus tres estigmas, u órganos hembras, al abrir el capullo se hallan juntos y erguidos, y se ha observado que, algunas horas después, se separan y se inclinan hasta encontrarse con los órganos machos o estambres para recibir el polen, y luego de haber sido fecundados vuelven a levantarse, permaneciendo adheridos a la baya hasta su maduración. ¿Quién, al contemplar este simulacro de los más vivos sentimientos, no se ilusionará hasta atribuir la animalidad a esta flor maravillosa? El célebre autor del poema de los Amores de las plantas hubiera dicho que las tres novias, al impulso de la pasión, buscan a sus esposos que las aguardan en el tálamo nupcial, y que después, cual tiernas madres, permanecen inseparables del fruto de su consorcio.

Es tan numerosa la clase de las pasionarias, que ya se han descrito más de doscientas cincuenta especies con diferencias bien notables.

¿Cómo explicar la minuciosa semejanza de todas las flores de una misma pasionaria, cuando sus especies numerosas presentan tantas variedades? Las hay muy fragantes, y a algunas se le atribuyen virtudes medicinales. Su fruto, muy apetecido de las aves, tiene un sabor dulzaino, agradable a los niños; antes de la madurez se hace con él un dulce muy exquisito por su aroma y por su dejo.

Transportado a Europa, el burucuyá es objeto de los mayores cuidados en los jardines e invernáculos, sirviendo su follaje para tapizar las paredes y formar guirnaldas siempre verdes. Los hielos de nuestro clima no le ofenden; su vida es de largos años, y sus tallos se extienden sin término hasta la cima de los álamos más altos, frondoseándolos vistosamente