las produce; al mismo tiempo absorbe constantemente por la piel y por los pulmones las emanaciones de los cuerpos inmediatos.
En el caso de la avispa solitaria, es probable que sus larvas estén dotadas solamente de la propiedad de absorber; y, como las arañas se encuentran con esa misma propiedad debilitada por la extenuación, resulta que las larvas estarán constantemente recibiendo emanaciones asimilables sin perder nada; y por el contrario, las arañas perderán su sustancia sin compensación, demacrándose hasta quedar reducidas al pellejo, como se las encuentra cuando las larvas han llegado al estado de crisálidas.
Todo esto, y mucho más, tendría que saber la avispa madre si ella operase guiada por el raciocinio. Para que un ser dotado de inteligencia pudiera proceder con el acierto de esta avispa, necesitaría prepararse con el estudio de la Física, la Fisiología y la Historia natural, además de la teórica y práctica indispensables para la construcción del edificio con las debidas proporciones y requisitos, aunque fuese con auxilio de la regla y el compás.
Para resolver el extraño problema de alimentar los hijos sin darles de comer, debería, ante todo tener conocimientos de las funciones de la respiración y absorción, y de la peculiaridad de las larvas de ser sólo absorbentes. Entonces podría ocurriría la idea de colocar las larvas al lado de otros insectos vivos que las nutriesen con sus emanaciones; pero ¿cómo hacer para que estos animales no devoren a las tiernas crías? ¿y cómo conservarlos vivos por el largo tiempo de tres o cuatro meses? Para eso sería indispensable que supiese que la araña goza el