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aisladamente, su edificio, repitiendo las mismas operaciones de la avispa madre.

He aquí un verdadero vampirismo; pero, al revés del monstruoso absurdo (admitido todavía en nuestros tiempos por naciones ilustradas) son aquí los vivos, los verdaderos vampiros que engordan a expensas de las sustancias de los semi-muertos.

El fenómeno que nos ocupa está admitido y explicado por la ciencia médica, aunque no precisamente en cuanto a la completa alimentación por medio de la absorción cutánea y pulmonar; pero reconoce el hecho de que una persona débil se robustece, puesta en contacto frecuente con otra vigorosa. La experiencia ha demostrado que, cuando en el matrimonio existe gran desproporción de edades, el consorte de más años mejorará a expensas del más joven; y se ha visto que los niños que duermen con personas ancianas, desmedran notablemente y aun llegan a morir. Una de las causas, tal vez la más activa, de la espantosa mortalidad de los niños de las inclusas, consiste en la falta del fomento del regazo materno, que completa la alimentación del infante con las emanaciones de la madre o del ama.

Este hecho fué conocido desde los tiempos más remotos, como parece probarlo la aplicación que de él hicieron los médicos hebreos en la decrepitud del rey David. El célebre Hufeland, en su Arte de prolongar la vida, cita algunos casos curiosos, muy interesantes bajo el punto de vista científico.

Todo cuerpo vivo exhala sin cesar, por medio de la transpiración en forma gaseosa, parte de su sustancia, y esa emanación participa de las mismas condiciones de salud o enfermedad del cuerpo que