hermosas y ricas como con los espléndidos lepidópteros de latitudes más elevadas. Podemos incluir entre los elegantes, por su figura y sus libreas matizadas, varias especies de carábicos, de las cuales dos merecen especial mención por la singularidad de sus propiedades: el cáustico o bicho moro y el crepitante. El primero, es fitófago muy voraz, de color cenizo, punteado de negro; cuando se le agarra, vierte por la boca y trasuda por todas las coyunturas un licor amarilloso, acre y cáustico, que causa ardor y rubefacción en las personas de cutis delicado. Nuestros farmacéuticos parece que lo emplean como equivalente de la cantárida; y tiene la ventaja de no ser ponzoñoso. [1].
El crepitante, insecto análogo al cárabo petardo de Europa, tiene una arma semejante a la del zorrino o mofeta; cuando se ve perseguido produce por el ano una explosión o estallido, lanzando un gas como humo, de un olor fuerte, parecido al del álcali volátil; y puede repetir la descarga muchas veces seguidas.
Los coleópteros del género cárabo nos hacen grandes servicios devorando las babosas y muchos insectos y orugas que atacan las plantas. Los cárabos se distinguen por su forma prolongada, por sus patas largas y fuertes, siempre dispuestas para la carrera, y por sus antenas delgadas.
- ↑ 1. "En la colección de insectos (dice D. Ramón de la Sagra), recientemente traída a Madrid por la expedición científica al Pacífico, se halla una especie de cantáridas de Montevideo, también vejigatorias, pero que no ofrecen el inconveniente de ser venenosas como las de Europa".
"Señalaremos entre las cantáridas que pueden sustituir a la común, "la cantárida punteada" de Montevideo, "cyta adspersa" Klug., "epicauta adspersa" Dej. Reveil. — Formulaire raisonné des medicaments nouveaux.