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150 — El Tempe Argentino.

Dudo que este escarabajo, en su estado perfecto, se alimente con las materias pútridas que maneja; las enterrará para asegurar la empolladura de sus huevos y la nutrición de sus crías. A los pocos días nacen las larvas: que son unos gusanos blancos, provistos de patas cortas y poderosas mandíbulas. Para pasar al estado de ninfas, ellos mismos se entierran más profundamente; se fabrican con tierra amasada con su saliva una celda oval, y después de algún tiempo de encierro, salen transformadas en escarabajos para seguir el ejercicio de sus predecesores.

El color fúnebre del sepulturero coincide con su oficio; y es notable como, a pesar de una ocupación tan sucia, pueda este insecto conservarse siempre limpio y sin olor.

Aunque el mamboretá y el necróforo no recrean nuestra vista por sus formas ni colores, dan pábulo a la meditación del filósofo y despiertan la atención del vulgo con sus singulares facultades y habitudes, y son, asi mismo, animalillos útiles que se acercan a la habitación del hombre para prestarle sus servicios. No así las pintadas mariposas y tantos coleópteros, que nos seducen con su belleza, superando en brillo y variedad a las mismas flores; pues, aunque generalmente inofensivos en su nueva existencia aérea, son ellos los que producen los innumerables gusanos, orugas o isocas, rastreras y voraces que deshojan los árboles; talan las huertas, taladran nuestros muebles, roen nuestros vestidos y enferman a los ganados.

Las mariposas del delta, son lindas y variadas, vestidas de plata, oro y terciopelo de todos los colores; aunque no para formar colecciones tan