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su organización, sin pasar por el estado de larva; que ofrece el hecho raro de la poligamia femenina; que tiene brazos y manos de que se sirve como los monos; que manifiesta tanta expontaneidad en sus acciones y movimientos; que al orgullo, al valor y la fuerza, une la mansedumbre, la paciencia y la confianza; que no solamente parece animado de verdaderos sentimientos, sino dotado de inteligencia, alucinando de tal modo sus apariencias a los verdaderos racionales, que le atribuyen el don de profecía, lo veneran como santo, y lo adoran como Dios.

Cuando los europeos arribaron por primera vez a las costas del Nuevo Mundo, encontraron a este singular insecto, distinguido también con cierta consideración popular entre los indígenas que en la región del Plata le habían puesto el nombre significativo de mamboretá, frase interrogativa de la lengua guaraní que en la nuestra equivale a la pregunta: ¿Dónde está tu chacra? [1].

Así como los nombres inadecuados de religioso, santo, profeta, predicador, rezador y mendicante, que este insecto lleva en el Viejo Mundo, patentizan la superstición y la ignorancia de las naciones que los impusieron; así también encuentro que, bien analizado, en nombre americano basta por sí solo para caracterizar la nación que lo aplicó.

Es obvio que la sencilla pregunta ¿Dónde está tu chacra? dirigida a un forastero extraño, presupone que el pueblo que la hacía se componía todo de

  1. La voz "chacra" en esta parte de la América, corresponde exactamente a una posesión de tierra y casa de labranza, que en España se llama "cortijo", y éste es el significado que tiene la voz correspondiente del nombre compuesto, "mamboretá".