Página:El Tempe Argentino.djvu/136

Esta página ha sido corregida
134 — El Tempe Argentino.

a llenar sus almacenes de provisiones para la rígida estación. Estas consisten en la miel, producto de una breve elaboración del néctar de las flores en un órgano especial del insecto.

La miel del camuatí me parece superior a la de la abeja, e indudablemente la podemos obtener más pura, porque no teniendo olor ni sabor alguno los vasos que la contienen, no la pueden privar de su perfume ni comunicar ninguna cualidad extraña, como sucede a la miel de las abejas, a causa de la cera de que son formados los panales.

¡No sé qué especie de sensación tan agradable se experimenta, al tener uno en la palma de sus manos uno de aquellos hermosos panales esféricos del camuatí, rebosando de nitidísima, cristalina miel! Sea que nos lisonjee la idea de que todo aquel dulce peso que gravita en nuestras manos es puramente de la miel, pues el vaso que la contiene es tan tenue, tan leve, tan aéreo; sea que encante nuestros ojos la vista de aquella superficie, en que con perfecta simetría se diseñan los alvéolos como el engaste de una joya de diamantes; o sea la satisfacción de admirar tan de cerca una obra tan maravillosa, y ser dueños de tan espléndido regalo de la naturaleza; o sea, en fin, que aquel contorno esférico, la más hermosa de las formas, despierte en nuestro pecho voluptuosas simpatías: lo cierto es, que es sumamente delicioso; contemplar uno en la palma de sus manos el primoroso panal del camuatí rebosado de exquisita miel hiblea. Todo en él nos convida a llegarlo a nuestros labios, a aspirar su aroma, a gustar y paladear aquella límpida ambrosía que se nos ofrece en forma sólida, como un refinamiento del placer, para disfrutarla con más comodidad y deleite.