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Continuación del camuatí. — 127

de la base, según lo más o menos numeroso de los enjambres; pero en todos los camuatíes es casi igual el diámetro del techo o bóveda, que es de diez a doce pulgadas. Cerca de la base, en la parte más elevada del declive de ésta, tiene una abertura de dos o tres pulgadas, resguardada por un techo saliente abovedado; éste es el atrio o portal del edificio. Todo el exterior del camuatí está erizado de gruesas y cortas púas romas que defienden las paredes contra el choque de las ramas de los árboles y el rozamiento producido por la continua oscilación de aquel palacio colgado.

Antes de pasar al interior del camuatí, haré conocer el material de que es formado. Reúne éste tantas y tan buenas condiciones que, después de bien examinado, no puede la imaginación concebir una cosa más adecuada para su destino. Ya se ha dicho que ese material es una pasta como papel, hecha de la albura o primera madera que se halla bajo la corteza de los árboles: y es precisamente la misma de que era fabricado en la China el primer papel que se conoció en Europa no hace muchos siglos. ¡Invención admirable, que tanta parte ha tenido en los progresos de la civilización y de las ciencias! ¡Ojalá los hombres la hubieran podido aprender de las avispas algunos miles de años antes!

No podían las avispas haber elegido una sustancia más abundante en toda estación, ni más fácil de transportarse por su levedad. La cera, además de ser pesada y fusible, necesita pasar por una elaboración de veinticuatro horas en el segundo estómago de la abeja para ser secretada; mas el camuatí prepara al aire libre su pasta papirácea en pocos instantes.