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108 — El Tempe Argentino.

con el nombre de siguatera el envenenamiento producido no sólo por las especies conocidas como dañosas, sino por otros que, por causas ignoradas, suelen contraer el siguato o calidad ponzoñosa.

Entre el manguruyú, de más de cien libras de peso, el zurubí, de más de treinta, y la mojarra como una sardina, hay para formar un extenso catálogo; mas como no nos hemos propuesto sino dar una muestra de las riquezas del Tempe Argentino, sólo mencionaremos por su hermosura el dorado, que llega a veinte libras, todo recamado de oro y plata, tan brillante dentro como fuera del agua, mucho mayor en tamaño y más ricamente vestido que la dorada, pez doméstico de la Gran China, transportado con tanta solicitud en casi toda la Europa; los pejerreyes, enormes (comparados con los del Mediterráneo), de color plateado y cuerpo transparente y de una carne que jamás hastía; finalmente por su exquisito gusto, el pacú, también de veinte libras; todos escamosos y de agua dulce. Más de una vez éste y otros varios, salpresados por mí, han podido competir con el mejor bacalao; según el paladar de buenos gastrónomos.

Entre los pescados sin escama merece particular mención el armado, por su carne sabrosa, alimenticia, sana, sin espinas, y de una consistencia y blancura que la asemeja a la carne de algunas aves. Es animal omnívoro y voraz, que se pesca con la mayor facilidad, poniendo en el anzuelo aunque sea un pedazo de naranja agria o una flor de seibo. Llega a tener hasta una arroba de peso. En las islas me he regalado con él repetidas veces, guisado con un poco de grasa de vaca y mucha agua, sin más condimento que la sal. Todas las personas que han