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102 — El Tempe Argentino.

Para comer hace uso de sus manos que son bastante parecidas a las del mono, y también se sienta y hace sus monerías como éste. Tiene una cola muy larga, prehensil, que le sirve para asegurarse en las ramas de los árboles y para sostener y llevar a los hijos, ya grandezuelos, sobre su espalda, enroscando ellos sus colitas en la de la madre.

Una particularidad sorprendente distingue este animal de todos los demás de la creación: tiene un segundo seno externo donde acaban de desarrrollarse los fetos después de salir prematuramente del seno interno. Los naturalistas han visto en este fenómeno una doble gestación, y en su consecuencia han clasificado estos mamíferos con la voz dideltos (dos úteros), llamándole también marsupiales o animales con bolsa.

Ese segundo seno de la hembra es un ancho bolsillo que tiene en el bajo vientre, formado de su mismo pellejo, que cubre las mamas, cuyos pezones son de una forma singular: muy delgados, filiformes, puntiagudos y excesivamente largos, como de dos pulgadas. A los pocos días de preñez la sariga pare, o más propiamente aborta, y hace pasar los hijos a su bolsa o bolsillo.

Para efectuar esto, la madre, llegado el trance del parto, se encorva hacia adelante a fin de que uno de sus largos pezones penetre en el conducto sexual; allí apoderándose de él el pequeñuelo, nace prendido y pasa a la bolsa; y así sucesivamente los seis u ocho de cada gestación se van trasladando al nuevo seno o bolsillo, donde permanecen asidos de las mamilas sin soltarlas durante muchos días. Después, empiezan a salir, a comer o a solazarse, volviendo cuando quieren al abrigo de la bolsa.

Este pezón tragado por la sarigüela, siendo de