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CAPÍTULO XII.

No habia concluido de pronunciar la última palabra y ya Santiago comenzó á hacer provision de los higos que acababa de elogiar; pero el imprudente no reparó que esa fruta, así como toda la planta, estaba llena de espinas tan finas y agudas como puntas de aguja, que le acribillaron las manos cruelmente. Se vino á mí llorando y renegando de los tales higos par que remediase su apuro. Le ayudé á quitar las espinas, y le enseñé el medio de aprovechar el fruto sin herirse. Partí uno, y lo di á probar á los niños que lo encontraron exquisito. Ya adiestrados todos ellos, prepararon otros de la misma manera, y fue un nuevo regalo para la pequeña tropa. Miéntras los demás corrian, noté que Ernesto examinaba uno de estos higos con especial atencion.

—¡Papá, qué cosa tan rara! Este higo le veo todo cubierto de unos insectos encarnados, tan pegados que no he podido separarlos. ¿Sería esto acaso la cochinilla?

En efecto, lo tomé en manos, y reconocí el precioso insecto que tiene ese nombre, y cuyo empleo y naturaleza expliqué á mis hijos.

—Este es un insecto, dije, que seco y hervido en agua sirve para obtener un magnífico color encarnado muy apreciado en el comercio, llamado comunmente grana. En América es donde abunda más, y los europeos lo pagan á peso de oro [1].

Atentos los niños á mis explicaciones y excitada su curiosidad, dirigiéronme un sin número de preguntas sobre cada una de las plantas que encontrábamos, queriendo saber su utilidad y propiedades.

—Queridos mios, dije, solo Dios es el que sabe el objetivo y fin que se propuso al criar tantas y tantas cosas que nos parecen buenas unas, malas ó inútiles las otras. Lo que con el estudio y la experiencia hemos podido averiguar es una muy pequeñísima parte de lo mucho que queda por saber; pero la razon nos dicta que nada ha salido de las manos del Criador sin una razon suficiente, y que no ha dado el sér á una planta ó á un animal cualquiera sin asignarles al propio tiempo un destino ó funcion necesaria en el órden admirable de la creacion universal.

Departiendo y discurriendo acerca de las maravillas de la naturaleza y necesidad de aumentar sus conocimientos por el estudio y observacion, llegámos insensiblemente al Arroyo del chacal que vadeámos con precaucion, saltando por las piedras que sobresalian del agua, sin hacer uso del puente que estaba mucho más arriba, llegando á Zeltheim y á nuestra antigua tienda, donde todo lo encontrámos tal como lo habíamos dejado. Federico se fué á buscar municio-

  1. La cochinilla (Coccus) es un insecto de la familia de losgallinsectos, análogos á los kermis con que suelen confundirse. Sus diferentes especies viven á expensas del naranjo, del olivo, de la higuera y otros árboles, á los que causan no poco daño. La de que aquí se trata es la que se cria en el nopal y la que da más cantidad del precioso carmin ó grana. A esta especie particular se la llama cochinilla silvestre, originaria de Méjico de donde ha sido trasladada á toda la América, á las Indias orientales y á las islas Canarias (N. del Trad.).