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CAPÍTULO LVII.

Desde que la madre accedió á mi deseo, la familia cual laborioso enjambre de abejas se puso en movimiento para disponer la pinaza y allegar provisiones y utensilios, de modo que ántes de ponerse el sol todo estaba listo para el dia siguiente.

Claro y radiante amaneció, y embarcados con propicio viento y serena mar, en pos de Federico, que iba siempre de vanguardia, llegámos en breve á la altura de la tan deseada Bahía; pero ántes de entrar en ella un obstáculo en que no habíamos reparado por poco hace zozobrar el esquife, el cual chocando con una masa negra ladeóse más de lo que se quisiera. Mi esposa é hijos dieron un grito de espanto, pero la ligera embarcacion tardó poco en recobrar el equilibrio.

Dicho obstáculo no era un escollo como al principio me temia, sino un mónstruo marino de la familia de los cetáceos sopladores, pues á poco vímos sobre las olas dos surtidores de agua y sangre. Abocámos los cañones de la pinaza, y una andanada asestada al mónstruo no lo dió tiempo para hacere volcar nuestra embarcacion, lo que indudablemente hubiera sucedido con las fuerzas que le quedaban á pesar del daño que le causó nuestro encuentro hiriéndole de gravedad. Gran susto recibímos de verle á flor de agua arrastrado por las olas hácia un banco de arena situado cerca de la costa. Así nos entregaba el mar nuestra presa, que consistia en un cachalote de más de cuarenta piés de largo, el cual tendido en la arena semejaba un barco varado.

«Despues de la ballena, dice un naturalista, el cetáceo más notable por su tamaño es el cachalote, que disputa el imperio de las olas á aquella reina del Océano. El cachalote es más valiente y está más armado que la ballena; va siempre acompañado de otros de su especie, recorre casi todos los mares, persigue su víctima en cualquier paraje donde se refugie, lleva la devastacion hasta en los bancos de pescado, y ataca á la misma ballena con furor. Cachalote hay que llega á contar ochenta y más piés de largo; dotes suyas son la agilidad y el valor, miéntras que la ballena es tímida, viaja siempre sola y rara vez sale de su acostumbrado retiro. El cachalote es un cetáceo vagabundo que lo mismo se encuentra en el Ecuador que en los hielos del polo; vense caravanas de ellos que cruzan los mares en todos sentidos, y ningun punto del Océano se exime del tributo que la voracidad de estos mónstruos le impone.»

Se cuentan siete especies de cachalotes. Uno de los principales caractéres de este cetáceo es la gran cantidad de dientes de la mandíbula inferior, miéntras que la superior no cuante más de tres. Tiene el hocico obtuso y descomunal atendido su cuerpo, y la cabeza compone casi la mitad de su masa. La lengua es pequeña, pero en cambio las fauces son tan anchas que por ellas entraria no sólo un pescado grande, sino hasta un buey entero.

El cachalote suministra ménos aceite que la ballena, pero esta diferencia se