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CAPÍTULO LV.

de modo que cualquiera pueda multiplicar á su placer un tubérculo cuyo pricipal mérito consiste en la rareza, la trufa decaerá de su gloria, oscureciéndose la auréola con que la han ceñido los inteligentes gastrónomos que vienen heredando la gula de los que florecieron en el antiguo imperio romano.

Entretenidos en esta conversacion tomónos la noche y con ella la hora de cenar y ocuparnos en los preparativos para recogerse; con que despues de encender las hogueras de costumbre tomámos un bocado y nos retirámos á la chalupa, donde á poco nos dormímos tan apaciblemente como en la gruta de Felsenheim.