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EL ROBINSON SUIZO.

efecto, pues numerosas parejas de colibríes aceptaron nuestra invitacion, suspendiendo sus redondos y blandos nidos en las olorosas guirnaldas de vainilla enroscadas por los pilares de la galería cerca de los naranjos y arbustos de pimienta y canela, cuyo aroma para ellos tan grato nos aseguró la permanencia de tan encantadores huéspedes [1].

Nuestros plantíos, en especialidad la nuez moscada, cuya primera semilla se debió á las palomas de las Molucas, prosperaban á más y mejor, recompensando con usura el esmero en ellos empleado. Varios piés de aquel árbol mezclados con bosquecillos de piñas americanas embellecian la entrada de nuestro palacio, y á la hora del descanso, sentados bajo el pórtico, su balsámico y penetrable olor nos deleitaba. Verdad es que la morada atrajo nuevos huéspedes, particularmente otras dos especies de aves llamadas tambien del paraíso, dignas por cierto de este nombre por su aterciopelada pluma color de oro, si bien á su peregrina belleza agregaban una voracidad sin límites y un agudo chirrío. Al fin fue preciso ahuyentarlas, y despues de coger con liga algunas de las más hermosas para enriquecer el museo, las restantes nos dejaron intimidadas al aspecto amenazador de algunos pájaros rapaces disecados que colocámos en las enramadas.

Entre los diversos plantíos, los olivos, de que teníamos dos especies, fueron los que ménos sufrieron de parte de los merodeadores. Al llegar á su madurez recogíamos las más gruesas y carnosas aceitunas, y despues de pasarlas por la lejía como se acostumbraba en Provenza, las aderezábamos con sal y especias, y las restantes que se dejaban sazonar hasta que se volvian negras, iban al molino para la provision de aceite.

Nuestros recursos industriales se iban cada vez más perfeccionando. Como al cabo del año se recogia gran cantidad de nueces, almendras y piñones, el mortero y pilon de la cocina fue sustituido con ventaja por una sencilla prensa que nos proporcionaba cuanto aceite deseábamos sin fatigarnos demasiado.

La elaboracion y refino del azúcar que por tanto tiempo nos atarearan la imaginacion, fue siempre objeto de atencion especial; ya estábamos en vias de progreso y continuámos avanzando hasta rayar en la perfeccion, y si bien no llegámos á cristalizar el azúcar como en los ingenios de América, obtuvímos sin embargo los más satisfactorios resultados. Entre los restos del naufragado bajel se habian recogido varios utensilios destinados á un refino, algunos indispensables y preciosos, como cilindros de metal para moler la caña, tres grandes calderas para cocer el jugo, palas para removerlo, espumaderas para purificarlo, y con estos elementos accesorios se estableció la prensa sobre un husillo perpendicular que, girando sobre sí mismo y en combinacion con los cilindros, por medio de

  1. Los colibríes cuentan en su género gran número de especies que se han dividido en dos secciones, colibríes propiamente tales, y pájaros moscas, cuya diferencia consiste en que los primeros tienen pico corvo, y los segundos recto; pero unos y otros son casi las aves más menudas. (Nota del Trad.)