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EL ROBINSON SUIZO.

por medio del manubrio y las poleas, despues de un trabajo pesadísimo que duró más de un dia se subieron las piezas á lo alto de la roca, donde se asentaron en las cureñas con la boca vuelta al mar. Terminada la batería se construyó con tablas y cañas de bambú una garita detras de la artillería, y sobre el remate de este fortin se fijó una asta con su pabellon, que podia cambiarse á voluntad por medio de un cordel y una garrucha. Esta bandera en circunstancias ordinarias y normales debia ser blanca, y encarnada en caso de apariciones sospechosas ó cualquíera otra tentativa hostil.

Esta para nosotros verdadera obra de romanos nos ocupó algunos meses, mas cuando vímos puesta la última piedra del fuerte que tanto sudor y fatiga nos costara, ufanos y orgullosos nos comparámos con el ingeniero más hábil.

Arreglada y pertrechada esta construccion puramente militar, el pabellon que al viento flotaba fue saludado con aclamaciones de júbilo, y á pesar de lo económicos que éramos en municiones de guerra, con seis cañonazos que el eco de las rocas repitió hasta lo infinito por el anchuroso Océano.