Página:El Robinson suizo (1864).pdf/421

Esta página ha sido corregida
378
EL ROBINSON SUIZO.

pequeñas, ejecutan esta operacion con guantes, absteniéndose de comer durante ella cierta clase de manjares; y por último se les obliga á bañarse dos veces al dia para que no se mezcle alguna impureza en la preciosa cosecha, que el intendente de la córte vigila, acompañado de guardias y criados. En la China, y generalmente en la India, la recoleccion y preparacion del té las hacen las mujeres. Hácia el mes de mayo las madres de familia, las hijas y esclavas salen á visitar los árboles del té á todas horas del dia, á fin de coger la hoja en el momento que se desarrolla. Por la noche llevan á casa lo recogido, y colocan las hojas amontonadas sobre planchas de hierro bruñido caldeadas hasta cierto grado; las revuelven con la mano hasta que comienzan á secarse; en seguida las extienden sobre esteras de juncos, las aventan, refrescan y ponen á secar, y reiteran cuatro veces estas mismas operaciones. A medida que va pasando el té por las planchas la mano de las mujeres lo va arrollando cada vez más, hasta darle la forma con que se nos presenta en el comercio. Cuando el té está bien seco, se guarda en jarros de porcelana de cuello largo como las botellas, que se cierran herméticamente, ó bien, y es lo más comun, se conserva en cajas forradas de estaño y metidas en otras de madera barnizada. El consumo de té se aumenta anualmente de una manera considerable. En Europa no estaba ántes tan extendido como ahora, y sin embargo se consumian de ocho á diez millones de libras, cifra que casi ha triplicado hoy dia, pues en cuanto se introduce el uso de esta bebida en cualquier parte ya es difícil renunciar á ella. Los holandeses, los ingleses y todos los pueblos del Norte hace de ella un consumo extraordinario. En Francia, donde há cuarenta años no se consideraba el té sino como objeto de lujo ó bebida medicinal, hoy dia va aumentando cada vez más su importancia; pero el que allí se consume es nada en comparacion de los Estados Unidos de América. El té es la gran pasion de los americanos, y su gran revolucion se debe en parte á la nueva contribucion que Inglaterra, ántes su madre patria, quiso imponer sobre la introduccion de esa hoja china.

Estos detalles interesaron vivamente á los niños y quedó convenido que al año siguiente, ó sea pasado el invierno, vendríamos á recoger el té que se criaba en estos parajes, y estableceríamos su preparacion en toda forma á la china, á fin de poseer para nuestro uso como para nuestros futuros proyectos un recurso tan útil como ventajoso en el trato mercantil.

Santiago llegó al puente levadizo casi media hora ántes que nosotros, pues las ligeras zancas de su avestruz dejaban siempre atras á nuestros corceles más modestos, y lo primero que hizo fue alargarse hasta el estanque de los patos, donde eligió un sitio conveniente para depositar el morral misterioso, sumergiendo en el agua la parte inferior, conforme á las formales instrucciones que le diera Federico.

Nosotros desembarcámos con toda la tranquilidad de un propietario que tras de una ausencia vuelve á su domicilio. Federico, á causa del retardo motiva-