Página:El Robinson suizo (1864).pdf/419

Esta página ha sido corregida
376
EL ROBINSON SUIZO.

lla, y púsela á remolque, y aprovechando la corriente he llegado aquí en ménos que se dice con una buena leccion de historia natural, que vale tanto como cualquiera otra y me enseña á no tomarla con frecuencia.

Tal fue en compendio el relato de la expedicion del atrevido navegante, que me dió en que pensar por tener ya la persuasion de que aquellas inmediaciones estaban pobladas de fieras terribles, haciéndose cada vez más necesario consolidar de una manera inexpugnable el paso del desfiladero por donde pudieran introducirse tan peligrosos vecinos, si bien me sirvieron de consuelo los preciosos descubrimientos debidos á esa excursion, y con especialidad la coleccion de plantas recogidas por el aventurero como muestra de la fertilidad de aquellas desconocidas márgenes.

—Y ¿qué clase de animal sería, preguntó Franz, el último cuyos dientes asustaron tanto á Federico?

—Probablemente un alligator, respondió Ernesto, ó para que mejor lo entiendas, un cocodrilo.

—¿Un cocodrilo? ¿El que los egipcios adoraban como á un dios?

—El mismo, repuso el doctor aprovechando la ocasion que se le presentaba de echarla de científico; el cocodrilo pertenece á la gran familia de los lagartos; pero es el mayor y más fuerte de todos, y se cree ser la bestia que la Escritura menciona con el nombre de leviatan [1]. El cocodrilo, llamado en las Antillas caiman, es un mónstruo de extremada voracidad. Nace de un huevo muy pequeño, y parece imposible que luego alcance la longitud de veinte piés con el grueso proporcionado. Tiene el pellejo duro, escamoso, de color bronceado con manchas blancas y verdes, gruñe como el cerdo, y su grandísima boca, que constituye la tercera parte de su cuerpo se abre hasta las orejas y está armada de un sin número de dientes caninos, largos, redondos, blancos y puntiagudos, que encajan exactamente unos con otros. Sus ojos son parecidos á los del puerco, centelleantes á veces, y como si quisieran saltar de la órbita; sus patas tienen al extremo uñas afiladas, y la cola es redonda y tan larga como el resto del cuerpo. Encuéntranse los cocodrilos en el Gánges, en el Nilo, en el Niger, en Asia, Africa y en algunos grandes rios de América. Los que vemos en Europa proceden del Egipto, donde abundan. Generalmente habitan en el fango de las orillas de los rios, donde están inmóviles y siempre en acecho para arrojarse sobre la presa que se les presente. Comen mucho pescado, y son apasionados por la carne humana. Cógense los cocodrilos con anzuelos de hierro, pues su piel es una coraza tan dura, que ni flechas ni balas la mellan. Se han visto cocodrilos de treinta y tres piés de longitud.

El dia que empleó Federico en su expedicion no se perdió para el resto de la

  1. De este mónstruo con el nombre de Leviatan hace mencion la Sagrada Escritura en el libro de Job. cap. III, 8, y XL, 20; y en Isaías, cap. XXVII. (Nota del Trad.)