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EL ROBINSON SUIZO.

boles se parecian al plátano de Europa, y por sus troncos trepaba la parásita vainilla, despojada del fruto por la hábil trompa del elefante.

Con medias cañas y bambúes entretejímos las paredes del nuevo castillo aéreo, coronándolo con un techo piramidal cubierto de hojas de tallipot [1], impenetrables á la lluvia. Este árbol es una especie de palmera cuyas hojas adquieren tal desarrollo que una sola puede cobijar diez hombres; tienen ademas la ventaja de poderse hacer con ellas un tejido grueso y compacto que escupe el agua pluvial sin deteriorarse. Sobrepuestas unas á otras sirvieron de tejas, bien ligeras por cierto, pero en armonía con el resto de la construccion y recursos industriales de que podíamos disponer. Ademas, las ramas superiores de los cuatro árboles caian airosamente en derredor, formando el conjunto una como cuna semejante á la habitacion de Falkenhorst.

Para subir á la reciente discurrímos un medio sencillísimo. La escalera se reducia á una viga cuadrada con entalladuras ó rebajos de trecho en trecho que servian de escalones, y para mayor seguridad, esta misma viga perpendicular fijada al extremo de otra horizontal que sobresalia de la pared, por medio de una rueda dentada podia subirse y bajarse á voluntad. Todo en fin tenia el aire y severidad de una obra militar.

Debajo de la cabaña y á pié llano rodeáronse los troncos de los árboles con una empalizada de cuatro ó cinco piés de alto que formaban una especie de corral donde podia encerrarse ganado y volatería; y por último, el espacio intermediario entre la empalizada y el piso de la habitacion cubrióse con una celosía de bambú que daba ventilacion y cerraba al mismo tiempo aquel recinto.

Federico y Santiago estaban pagados de la nueva fortaleza, que dominaba el fuerte muro del desfiladero y la gran vega hasta el lejano horizonte, así como el rio que serpenteaba por ella, distinguiéndose con el anteojo las manadas de búfalos y otros animales que acudian á apagar la sed en su corriente.

—Los salvajes que vengan por esta tarde, decia uno, sufrirán nuestros fuegos sin saber de dónde parten los tiros.

—Los salvajes no me quitan el sueño, añadia otro; porque, ¡quién sabe si existen! Los elefantes é hipopótamos sí que nos deben dar cuidado; pero aquí bien podemos aguardarlos.

Interin venian ó no los salvajes é hipopótamos la fortaleza aérea sirvió de provisional albergue á los pacíficos animales que se habian adquirido últimamente. La garza real se acomodó en él muy bien, así como los cisnes negros y demas aves acuáticas que pasaban la mayor parte del dia chapuzándose en el arroyo, sin acordarse del gran lago de donde salieran. El pájaro del paraíso fue el que sufrió más que todos, pues limitada su estancia al estrecho recinto que le habíamos asignado, hallábase tan oprimido que para aumentar su espacio tuve

  1. El tallipot ó talipot es una especie de palmera que se cria principalmente en Ceilan y Malabar. Se distingue de las demas por el desmesurado grandor de sus hojas. (Nota del Trad.)