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EL ROBINSON SUIZO.

que supuse serian á lo más las de la hiena que Franz matara; con lo cual me sosegué en gran parte.

En seguida sin perder tiempo nos ocupámos en alzar la tienda y acopiar combustible para las hogueras nocturnas, que tuvímos buen cuidado de alimentar durante toda la noche, la cual trascurrió tranquila, al ménos por parte mia y de Federico que velámos hasta casi la madrugada. Para entretener y hacer ménos pesadas las horas de vigilia, sentados junto al fuego departímos sobre los elefantes, enemigos que quizá tendríamos de combatir, y en pocas palabras resumí cuanto sabía acerca de la colosal bestia que ya se atraia nuestra atencion.

—El elefante, dije á mi hijo, es uno de los cuadrúpedos más extraños por la conformacion de varias partes de su cuerpo. Considerándolo relativamente á la idea comun que tenemos acerca de las justas proporciones, el cuerpo de este cuadrúpedo es grueso y corto, las piernas derechas y mal formadas, las patas redondas y torcidas, y la monstruosa cabeza está cubierta de una piel dura, que hácia el testuz tiene hasta siete pulgadas de grueso. Las orejas cuelgan lacias; la trompa, los colmillos, los piés son órganos tan poco agraciados, como necesarios al animal. Los países cálidos de Africa y Asia son los puntos donde se crian con más especialidad los elefantes. Los de las Indias son mucho mayores y por consecuencia más fuertes que los de África. Cuando se contempla al elefante revestido con su carne y piel, los remos traseros parecen más cortos que los delanteros por estar ménos separados de la masa del cuerpo, asemejándose más á la pierna humana que á la de la mayor parte de los cuadrúpedos, en que el pié es más corto, y el talon descansa en tierra. La planta de aquel está guarnecida de un casco ó suela huesosa, sólida y dura, del grueso de una pulgada. La fuerza de las piernas del elefante es proporcionada á su disforme corpulencia, y en su andar ligero alcanza al hombre corriendo. Nada bien, tanto á causa del volúmen de agua que con el cuerpo remueve, como por las venas que hinchándole el vientre aumentan su mole. Algunos autores han sentado, y el vulgo participa en general de esta opinion, que la escasa flexibilidad de las piernas impedia al elefante levantarse cuando se echaba, lo cual es erróneo, pues se echa y levanta con la mayor facilidad. El órgano más admirable y particular del elefante es su trompa, en la que se notan movimientos y usos que no se encuentran en los otros animales; singularísima es su estructura: esta trompa que propiamente hablando es una nariz muy larga, se encogé ó extiende á voluntad del animal; es carnosa, nervuda, hueca como un tubo y en extremo flexible en todos sentindos y direccion; el cabo se ensancha como la parte superior de un jarron, formando un borde cuya parte inferior es más compacta que los lados, y el cual se alarga por arriba como la punta de un dedo. En el fondo de esta especie de pequeña taza hay dos agujeros que son la nariz, y por medio de aquel borde ejecuta el elefante todo lo que el hombre puede hacer con la mano. Cuando aplica el cabo de la trompa sobre cualquier objeto y aspira al mismo tiempo, aquel se pega