Página:El Robinson suizo (1864).pdf/397

Esta página ha sido corregida
354
EL ROBINSON SUIZO.

no encuentran sino enemigos en todo el tránsito. Cuando el hambre las obliga á posarse en los campos cultivados, otra arma les es aun más funesta que las de fuego, y es la red que de una sola vez hace millares de prisioneros. Todas las poblaciones inmediatas corren á la cacería, y por espacio de algunos dias la carne de estas aves es el alimento general de sus habitantes. A medida que la poblacion aumente en el interior, las pobres palomas se verán reducidas á menor espacio; las grandes asociaciones no podrán continuar, y constantemente perseguida la especie con encarnizamiento disminuirá cada vez más, tendrá que variar de hábitos y costumbres, y morará en los bosques de América como las palomas torcaces de Europa, diseminada y confundida con las otras especies del mismo género, sin excitar tanta curiosidad.»

Aquí cerré el libro. Ernesto siguió aun hablando haciéndome otras observaciones sobre el instinto viajero de las aves cuya historia acababa de leer; pero noté que en sus reparos y frases se traslucia cierta reserva que me fue imposible penetrar, pues á todas mis preguntas respondia siempre:

—Hasta mañana, hasta mañana.

Nada más pude recabar.