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CAPÍTULO XLVIII.

para hacer ramos de flores, cajas, tiestos y otros caprichos que ornan las cónsolas y tocadores, combinando el arte los colores para imitar los objetos naturales, que á veces se confunden con las copias. Entre los romanos, los grandes caracoles llamados bocinas [1] servian de clarines. Los salvajes de América, entusiastas por el canto y la danza, usan tambien de estos instrumentos, con los que modulan cadenciosas armonías, y juntando varios caracoles forman unas como liras que expuestas al aire prestan por sí solas extraño acompañamiento que anima las danzas. En otros países, las conchas llamadas nautillos [2] sirven de copas en vez del cristal. En las asambleas públicas, los mariscos sirvieron por largo tiempo para marcar los votos. La famosa ley del ostracismo deriva su nombre de la palabra griega que significa ostra. Notorio es que aquella ley se estableció para desterrar de la república ateniense por espacio de diez años á aquellos ciudadanos cuyas grandes riquezas ó demasiada influencia les hacian sospechosos al pueblo. En Córcega se fabrican tejidos con la seda que produce la ostra llamada pena. Hay quien afirma que en China, en las provincias de Kiam-Fi, se muelen las conchas para mezclar el polvo en la famosa porcelana. En la isla de Ciana las calcinan para cal. En Inglaterra emplean las conchas para blanquear la cera, y tambien como abono de la tierra. El animal contenido en varios mariscos es comestible, como el de las ostras, almejas, lapas, caracoles, etc. Los romanos del Bajo Imperio, buenos jueces en materia gastronómica, apreciaban sobremanera este manjar, que nunca faltaba en sus mesas, y uno de sus escritores nos ha dejado la curiosa receta para cebar los mariscos á fin de que sean más sabrosos.

Cuando estuvo enjuta la tierra é iban desapareciendo los aguazales que por mil partes la cubrian, volvímos á las acostumbradas correrías por nuestros dominios. Fue de las primeras una visita á Falkenhorst, á sus gigantescos árboles, á la huerta del ángulo cubierto de la roca que nos servia de invernadero, y á los otros sitios señalados por nuestra industria. Todo se encontró en el mejor órden y cada vez más mejorado.

Una tarde que nos retirábamos de Falkenhorst más cansados que de costumbre por lo excesivo del calor, al entrar en la gruta nos presentó mi esposa una gran compotera de jalea de cristalina trasparencia y sabor delicioso. Parecióme una mezcla de azúcar y jugos de varias frutas y yerbas aromáticas que despedian un ácido grato al paladar. A las pocas cucharadas sentímos restaurado el

  1. Llámase bocina á un caracol marino de un pié de largo y cinco pulgadas de ancho que termina en punta, por la cual agujereado y soplando suena como el intrumento del mismo nombre.
  2. El nautillo ó nautilo es una especie de molusco cuya hermosa concha univalva de lustre anacarado se llama vulgarmente Taza de Vénus. Los hay de cerca de ocho pulgadas y son comunes en el mar de la India. Se encuentran tambien especies fósiles. (Notas del Trad.)