Página:El Robinson suizo (1864).pdf/343

Esta página ha sido corregida
304
EL ROBINSON SUIZO.

á las mil maravillas. Sus rizados y rubios cabellos, su rostro infantil, sus ojos azules, y sobretodo la inocencia que en sus ojos resplandecia, dábanle cierta semejanza con el hijo de Guillermo Tell, tal como le representan las crónicas de nuestro país en el momento que su padre se sometió á la terrible prueba. Este recuerdo nacional fue el que más contribuyó á poner en boga el nuevo sombrero. ¡La Suiza! ¡Guillermo Tell! Tanto recuerdos encerraban ambos nombres, resumian tantos pensamientos tristes y gratos al par, que se nos humedecian los ojos.

Largo rato departímos acerca de la carísima patria. Ernesto narró la leyenda del héroe y libertador de Suiza; mi esposa recitó algunos cantares de nuestras montañas; la imaginacion con su mágico prisma nos representaba como en sueños las queseras, los lagos, montes, precipicios y aludes de nuestra tierra: de suerte que por espacio de dos largas horas olvidámos que tres mil leguas de mar nos separaban de la patria de Guillermo Tell; y así entretenidos pasámos una de las más gratas veladas que desde el naufragio nos deparara la Providencia.