Esta distribucion de la víctima produjo el efecto que el juicio de Salomon en las dos madres sobre la propiedad de un hijo, y echándolo á risa, cada cual renunció á sus pretensiones prefiriendo la gloria comun de la conquista, si bien su usufructo quedó adjudicado á Santiago, una vez que álguien habia de aprovecharse de ella, y que él se encargaba de domarla.
La madre se enteró entónces minuciosamente de lo ocurrido en la cacería; y Ernesto, que todo lo escuchaba silencioso, y cuya brillante imaginacion trabajaba hacia una hora combinando un cuadro romántico de tan mejorable jornada, no pudo aguantar más, y con aire de sentida tristeza exclamó:
—¡Que sea yo tan desgraciado que jamás esté presente en las ocasiones más divertidas y gloriosas!
—Amigo mio, le respondí, á nadie culpes sino á tí mismo; dice un proverbio que no se puede repicar y andar en la procesion; por gusto hasta quedado en casa en vez de acompañarnos en la expedicion, y por otro lado no eres muy aficionado á las empresas arriesgadas, que tanto agradan á tus hermanos. No te pese: Dios otorgó á cada cual disposiciones particulares. Tu aficion y gusto predilecto son el estudio y la vida sedentaria; tus hermanos están por la activa y por cuando se relacione con el desarrollo de sus fuerzas fisicas; dejemos pues que cada cual se distinga en su parte respectiva. Tu camino es el más seguro y mejor, y en más de una ocasion te se proporcionarán dias de gloria, cuando descubras algun nuevo tesoro y pongas en juego tus no escasos conocimientos en historia natural; y si algun buque europeo, por disposicion de la Providencia, abordase á nuestras costas, serás el intérprete con quien se entenderá el capitan.
Estas palabras sirvieron de bálsamo para cerrar en el acto la leve herida que la alegría y satisfaccion de sus hermanos causaran en el corazon del pobre Ernesto, quien se consoló á la idea de ser útil á la comunidad de uno ú otro modo.
En esto iba trascurriendo el tiempo, siendo ya tarde para ponerse en camino. Sujeté al avestruz entre dos árboles, y el resto del dia se empleó en concluir los preparativos de marcha, que quedó definitivamente resuelta para el dia siguiente. No sobró tiempo, pues hubo que embalar y recoger las provisiones recien adquiridas y demás riquezas descubiertas, pues todo nos convenia y la imaginacion abultaba sus ventajas.
Al rayar el alba emprendímos la vuelta á Felsenheim. El avestruz ocupó su lugar entre el búfalo y el toro, bien arrendado con las correas. Maldito lo que le agradaba el forzado paseo que le impusímos; tan pronto torcia á derecha como á izquierda; pero sus dos acólitos eran como dos inmóviles rocas donde se estrellaban los esfuerzos del ave, contribuyendo no poco el látigo á llamarla al órden, cuando trataba de desviarse. Federico montaba el pollino, que ya tenia por nombre Rápido, y yo el onagro. Ernesto guiaba la carreta, á la que iba uncida la vaca, conduciendo á mi esposa majestuosamente rodeada de provisiones y otros efectos.