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EL ROBINSON SUIZO.

darme á recoger la goma del euforbio, que los rayos del sol habian ya coagulado. Mi prevision quedó recompensada por la abundante cosecha que encontrámos, pues los tallos estaban cubiertos de goma solidificada que recogí en las vasijas de bambú preparadas al efecto.

—Esta goma, dije, es un veneno de los más activos y sutiles que el reino vegetal produce. Abunda en los alrededores del Cabo de Buena Esperanza, cuyos habitantes lo emplean para emponzoñar las aguas estancadas donde las fieras acostumbran abrevar; y para evitar que el ganado doméstico caiga en ese lazo, suelen abrir junto á los manantiales que encuentran una balsita á donde conducen el agua, aislándola con piedras y arcilla de la corriente viva, y allí es donde arrojan la venenosa planta. Respecto de sus ganados, jamas les permiten aproximarse al agua, do quiera que se encuentre, sin que ántes la examinen cuidadosamente, y á la menor señal de euforbio, ó si descubren en la superficie del agua una especie de hervor, claro indicio del tósigo, en seguida los alejan de aquel sitio.

La precaucion á veces no les sirve; pero en cambio hallan siempre ventaja los colonos, pues por cada cabeza que les cuesta, encuentran á las orillas de los abrevaderos, tigres, leones, hienas y antílopes muertos, cuyas pieles aprovechan. Más hacen todavía los hotentotes, que sin aprension alguna comen la carne de los envenenados animales, desechando tan sólo los intestinos y entrañas.

Al oir esto, preguntóme Federico cuál era mi designio al recoger tan cuidadosamente un veneno tan activo.

—Me servirá, respondí, para exterminar los monos en los parajes que habitamos; algo cruel es el medio, pero es fuerza emplearlo contra esa maldita raza, cuyas devastaciones no tendrian límite si se la dejase. Tambien pienso emplearlo con buen éxito en la preparacion de las pieles de los animales que se disequen con destino al gabinete de historia natural. Es una receta infalible contra los insectos que pudieran apolillarlas con el tiempo, y por último, y quiera Dios que no llegue ese caso, la goma de euforbio como vejigatorio puede suplir á las cantáridas; pero cualesquiera que sean las ventajas de esta planta, me guardaré muy bien de aclimatarla en los alrededores de casa, pues la menor equivocacion ó descuido podria acarrear funestas consecuencias.

Miéntras así conversábamos mis dos exploradores habian casi desaparecido y apénas se distinguia la polvareda que levantaban sus corceles. Segun mi cálculo, debian haber dejado atras el sitio en que se encontró el nido de avestruces, hácia el cual nos dirigímos con ánimo de ver si los huevos estaban abandonados, ó si las hembras habian vuelto á cuidarlos, pues acostumbran ponerlos en un solo nido y turnar en la incubacion.

A poco vímos saltar de las rocas cuatro avestruces de los mayores, y al verlos Federico, preparó el águila al combate; pero á fin de que no se repitiese la