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EL ROBINSON SUIZO.

Además, en la América se encuentra un pájaro que se llama secretario, á causa de una pluma que tiene en la oreja, el cual persigue de muerte á esas serpientes y se las come, sin que ejerzan en él la menor fascinacion [1].

—¿Y en qué se distinguen las serpientes venenosas de las que no lo son? preguntó Federico.

—Se distinguen en los dientes que enseña al instante el reptil cuando le amenaza algun peligro. Si bien los tiene huecos, son tan duros y afilados que atraviesan el cuero más recio. Encima de cada diente, tiene una vejiguilla llena de veneno muy activo, que se abre á menor presion, y derrama parte de la ponzoña por el hueco del mismo diente, la cual se infiltra en la herida, y al mezclarse con la sangre, produce lesiones más ó ménos graves, y á veces hasta instantánea muerte.

Con este motivo les hablé tambien de la serpiente llamada anteojos [2], á la que los indios hacen bailar al són de su música, irguiéndose el reptil y balanceándose al compas del instrumento. Los charlatanes para asombrar y sacar dinero á los espectadores, aparentan elevar su arte á gran secreto, pero ya se sabe que todo consiste en el olor de ciertas plantas que llevan consigo, el cual obra sobre esos animales en términos de amansarlos y conseguir de ellos cuanto quieren [3].

—¿Y se encuentra algun remedio para la mordedura de una serpiente venenosa? volvió á preguntar Federico.

—Esto sucede rara vez, respondí porque son lentos sus movimientos miéntras no se la persiga ó hiera; pero si ocurriese la desgracia de que mordiera semejante reptil, no hay más remedio que amputar al instante la parte herida, ó hacer uso del cauterio en la misma llaga, ya con un hierro candente ó con pólvora encendida.

  1. Se conoce más esta ave por el nombre de mensajero ó falco serpentanus de Lineo. No hay más que una sola especie, y ataca impunemente á las serpientes venenosas. El llamar otros á esta ave rapaz secretario, es por el fleco de plumas tiesas que tiene en el colodrillo, que se ha comparado á la pluma que los escribientes colocan con frecuencia detras de la oreja. Generalmente habita en Africa, aunque se la haya visto en otras partes.
  2. Esta culebra se llama por los naturalistas naya ó naja. Hay dos especies á cuál más venenosas. La naja vulgaris, ó cobre capello de los portugueses, que aquí se cita, es célebre por la elegancia de las formas, hermosura de colores, y sobretodo por el daño de su mordedura. La otra es el haja, indígena de Egipto, y es la que dicen sirvió á Cleópatra para darse la muerte.
  3. De los pescadores del Cairo se cuenta como cierto que se hacen dueños y manejan á su placer el temible hage ó áspid de los antiguos. Para conseguirlo entreabren la boca de ese reptil, escupen dentro de ella, la cierran luego y comprimen fuertemente la cabeza, y sin más que eso el hage cae en una especie de catalepsia, en la cual hacen de él lo que quieren. El público ignorante atribuye este fenómeno á la saliva encantada del pescador, y no es sino á la compresion de la cabeza á lo que se debe el adormecimiento. (Notas del Trad.)