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CAPÍTULO XXXV.

resultado rocas grandísimas que interceptan la navegacion, tanto más peligrosas para los buques cuanto que están á flor de agua. Antiguamente, proseguí, el coral gozó de grande estima en Europa como objeto de lujo y adorno mujeril; pero hoy dia ha decaido mucho esa moda, y por lo tanto ha bajado á proporcion el valor. Sin embargo, cuando llega á encontrarse una rama grande y bien formada, se la aprecia como objeto curioso en un museo, que es lo que harémos con las nuestras, que se colocarán en la biblioteca al lado de otros raros productos de la naturaleza.

Entretenidos en esto se levantó la brisa, que ayudando á los remos, nos condujo brevemente á la cueva, donde Franz y la buena madre aguardaban el resultado de la expedicion. Los niños contaron cuanto habian visto y hecho, y las conchas y corales dejaron embobado al pequeñuelo, que no se cansaba de mirarlos. Mi esposa admiró todas esas riquezas con cierta indiferencia, pues en nada aumentaban el ajuar de casa; mas cuando anuncié el propósito de volver por la tarde al islote para sacar una buena cantidad de aceite de la ballena, mi laboriosa compañera quiso tambien seguirnos y participar de los peligros de la expedicion. Tanto me agradó su idea que la encargué preparase agua y comestibles para dos dias, pues podria bien suceder que como caprichosa dama la mar nos obligase á permanecer en la isla más tiempo del que nos proponíamos, y así era bien contar con todas las eventualidades.