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EL ROBINSON SUIZO.

lastre, coloqué á los extremos un balancin parecido al que usan algunas tribus salvajes, para lo cual sirvieron dos trozos de verga que con un pasador de madera fijé á popa y proa de la almadía, con un tonel vacío á cada lado por contrapeso.

Sólo faltaba desembarazarnos de los restos del buque que obstruian el paso, y conseguímoslo con varios hachazos á diestro y siniestro; empero como los más del dia lo empleáramos en la faena y era ya imposible llegar á tierra ántes de la noche, fuenos forzoso permanecer en la nave hasta el otro dia, sentándonos á comer con buen apetito, cuanto más que dedicados á nuestro importante trabajo, entre mañana y tarde no habíamos tomado sino un sorbo de víno y un pedazo de galleta. Antes de entregarnos al sueño encomendé á mis hijos que se atasen al cuerpo los salvavidas por si el buque zozobraba, y aconsejando á mi esposa iguales precauciones, disfrutámos luego un tranquilo reposo, por cierto bien merecido despues de tanta fatiga.