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EL ROBINSON SUIZO.

podian suplir la mecha de algodon, y me preparó algunas que dieron un resultado satisfactorio.

Luego traté de aprovechar el cautchú, del que podia disponer largamente, pues conocíamos bastantes árboles que lo producian. Para mi primer ensayo del oficio de zapatero, elegí un par de medias usadas, que llenas de arena bien enjuta constituyeron la horma con que me propuse hacer un par de botas, echando unas sobre otras muchas capas del jugo elástico, y cuando estuvo bien seco vacié la arena, proporcionándome el cuero de búfalo suelas, las cuales clavé con clavitos, cuyas puntas remaché por dentro, cubriéndolo todo exteriormente con otras dos ó tres capas de la misma goma, y así obtuve la última perfeccion de este calzado impermeable, que se amoldaba tan bien al pié como si el mejor maestro de obra prima me hubiese tomado medida. Los niños quedaron tan maravillados del éxito, que todos quisieron proveerse de la misma manera, privándose cada cual de un par de calcetas. Les dí ese gusto, y al cabo de pocos dias vía á toda la familia calzada sólida é impermeablemente.

Todas estas tareas en las que sólo se invertian dos ó tres horas diarias se llevaban á cabo al par de nuestra construccion, y así poco á poco se terminó otra que fue del agrado de mi esposa: el definitivo arreglo de la fuente. Para elevar el agua hasta cierta altura se dispuso una presa en el arroyo que la contuviese, obligándola á correr por la pendiente indispensable por los canales que labré del tronco de la palmera hasta la gran concha de tortuga, que junto á la casa servia de depósito ó mejor dicho de fuente cristalina de que hasta entónces careciéramos. Esta canal ó viaducto no ofrecia otro inconveniente que estar expuesto á los rayos del sol que calentaba demasiado el agua; mas para remediarlo sustituí la canal con un conducto subterráneo, valiéndome de cañas de bambú por tubos. En el ínterin agradecímos como se merecia lo presente, felicitando á Federico por habérsele ocurrido tan importante mejora.

Todo á nuestro alrededor tomaba cierto aspecto de civilizacion y cultura: los recursos y medios de subsistir, así como las comodidades y el bienestar, se desarrollaban. Por lo tanto, á cada paso se ofrecian ocasione de alzar al cielo nuestras frentes por los grandisimos beneficios que con mano liberal nos prodigaba en este suelo extraño la Providencia, quien, no contenta con habernos preservado de la infalible muerte á que sucumbieran nuestros desaventurados compañeros de infortunio, nos deparaba en aquella ignota playa la abundancia y las comodidades que hacen apetecer y amar la vida.