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EL ROBINSON SUIZO.

minaciones que le dan una apariencia de orígen extraño, más se usan para designar las diferentes especies que para indicar su procedencia.

Esta leccion dada en el terreno mismo produjo tanto mayor efecto en la imaginacion de mis alumnos de horticultura, cuanto que presenciaban su aplicacion.

Despues de haber arreglado los árboles del paseo, pasámos á hacer lo propio con los del otro criadero del Sureste, donde se hallaban los más preciosos arbolillos, siendo ya más de medio dia cuando se acabó la tarea. Volvímos á Falkenhorst con buen apetito, lo cual previera nuestra buena ama de gobierno, teniéndonos dispuesta una suculenta comida compuesta de búfalo en cecina, y natilla de harina de sagú y manteca fresca de vaca, con que nos deleitamos.

Varias ocupaciones domésticas me entretuvieron el resto del dia, y al caer la tarde empecé á madurar un proyecto que hacia tiempo se me ocurriera, aunque su ejecucion presentaba grandes dificultades. Consistia en sustituir á la escala de cuerda por la que jamás ascendia mi esposa sin zozobra, con otra fija para librarla de recelos. Verdad era que sólo la usábamos cuando nos íbamos á descansar á la habitacion aérea, pero cuando llegase el mal tiempo necesariamente nos obligaria á residir de continuo en aquellas alturas, y como consecuencia, á subir y bajar más veces para lo que fuese menester, acrecentándose así los riesgos, que algun dia tan fatales consecuencias podian acarrear. Nuestro nido se encontraba á tal elevacion que no habia ningun madero de los del buque, ni siquiera los mástiles, que desde el suelo llegaran hasta su puerta, en el dudoso caso que nuestras débiles fuerzas reunidas fuesen capaces de efectuar operacion tan ruda y arriesgada. Sin embargo, siempre que contemplaba el mostruoso tronco del árbol preguntábame cien veces si tan dificultoso era colocar una escalera por fuera. ¿Se encontraria quizá medio de disponerla por dentro?

—¿No me dijiste, pregunté á mi esposa, que en el tronco de este árbol se alberga un enjambre de abejas?

—Vaya si las hay, exclamó Franz; y si no, dígalo yo, que bien me picaron el otro dia: aun tengo la cara hinchada...

—Y debes añadir, respondió su madre, que si te lastimaron fue porque desde la escala introdujiste un palo en el agujero por donde salian.

—Lo hice para saber si llegaba al fondo.

—Ya está resuelto el problema, exclamé: como el hueco es suficiente para contener un enjambre, no sería extraño que la enfermedad que corroe el corazon de los árboles se haya corrido hasta abajo. Es menester asegurarnos; despues agrandarémos todo lo posible el hueco donde construiré la escalera: tengo ideado el modelo. Con que, ¡manos á la obra, hijos mios! ¡a trabajar!

Antes que tuviese lugar para enterarles de lo que debian hacer, impacientes los niños para secundarme, unos se encaramaron sobre las raíces, base del tronco, otros treparon por la escala, y todos con palos y martillos comenzaron á gol-