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CAPÍTULO XX.

lió bien, y cuando se le restañó la sangre, tomé los dos cabos de la cuerda que hacian las veces de bridas, y el búfalo, completamente sometido y libre de sus ligaduras, me siguió sin resistencia, arrendándolo interinamente á un árbol sin temor de que se escapase.

En seguida me ocupé en despedazar la madre como Dios me dió á entender, privado cual lo estaba de los utensilios necesarios al efecto. Comencé por la lengua, la cual salé, así como las partes carnosas de los lomos y las piernas, con sal que llevábamos, abandonando el resto del cadáver á los perros, que se lanzaron con avidez para devorarlo. Miéntras disfrutaban del banquete dirigíme al arroyo para lavarme, junto al cual nos sentámos á descansar y tomar un bocado. Varias aves de rapiña acudieron á disputar á los alanos los despojos del búfalo; vinieron despues nuevas bandadas, y entre estas y los perros á poco no quedó sino el informe esqueleto.

Entre estas aves reconocímos el buitre real, que se distingue por su bello collar de pluma, y el calao, llamado tambien pájaro rinoceronte á causa de la excrecencia huesosa que tiene en el pico [1]. Fácil nos hubiera sido matar á alguno de aquellos pajarracos, y Santiago estuvo á punto de dispararles; pero le disuadí atendiendo el ningun interes que nos ofrecia, prefiriendo emplease el tiempo que nos quedaba en cortar con una pequeña sierra que llevaba algunos de aquellos bambúes gigantescos que teníamos á la vista. Entónces no se eligieron los más gruesos, con los que podian hacerse vasijas bastante capaces cortando de un nudo á otro; nos contentámos con elegir un haz de los pequeños, que destiné para moldes de bujías.

Reparadas un poco las faenas, con el alimento y el reposo pensámos en dar la vuelta, no queriendo prolongar más la inquietud de nuestra gente con tan larga ausencia. El búfalo, enfrenado por la cuerda que le sujetaba el hocico é intimidado por los perros, que no le perdian de vista, nos siguió como un cordero, y partímos en seguida con el pesar de no haber encontrado al asno, objeto principal del viaje.

  1. Este buitre real, vultur papa en lenguaje botánico, ó irubi como lo llaman los indios, pertenece á la clase de rapaces llamadas Sarcoranfos que se reconocen por las carúnculas carnosas que cubren la parte superior de la cabeza hasta el pico. Es originario de la América meridional, y su tamaño no excede al de un ganso. El calao, buceros, no es exclusivamente carnívoro y pertenece á la familia de los odontórafos, que habitan en las Indias, Africa y Nueva Holanda. La conformacion de su pico, que abulta en gran manera su cabeza, le impide remontarse mucho á pesar de sus grandes alas, y generalmente se le encuentra posado en árboles secos para abalanzarse sobre su presa (Notas del Trad.).