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taba en mi misma sangre, hasta en el tuétano de mis huesos; que una generacion habia pasado sin que la pestilencia apareciese entre ellos, y que yo era el primero en quien debia revivir. Sabia que asi debia ser , que asi siempre habia sido, y que asi siempre seria; y cuando huia del contacto de mis semejantes á algun oscuro rincon; veia desde alli á los hombres hablar en voz baja , y señalar, y volver los ojos hacia mi, y conocia se estaban refiriendo unos á otros la prescrita locura, y conociéndolo en silencio gemia. Esto hice por años, largos, largos años fueron aquellos.

Las noches aqui son largas algunas veces, muy largas; pero nada son en comparacion con las inquietas noches y terribles ensueños de aquel tiempo. Su recuerdo me estremece. Grandes, sombríos fantasmas con maliciosos rostros se sentaban en los rincones de mi cuarto,y de noche se inclinaban sobre mi, incitándome á la locura. Me decian en voces atronadoras que el suelo de la antigua casa en que murió el padre de mi padre, estaba aun manchado de su sangre, derramada por su propia mano en el furor de su locura. Me cubria los oidos con las manos, pero me gritaban y me gritaban hasta que el cuarto se estremecia con sus acentos, y por todas partes oia que en la generacion anterior á la suya la locura durmió, pero que su abuelo habia vivido por años con sus manos entre grillos, para evitar que se hiciesen pedazos. Sabia que decian la verdad, lo sabia bien. Lo habia descubierto años hacia , aunque me lo quisieron ocultar. Era demasiado astuto para ellos, loco cual me creian. Al fin me atacó; y estraño como pude nunca haberla temido; ahora podia entrar en el mundo, y reir y gritar como el que mas entre ellos. Sa­bia que estaba loco, pero nadie lo sospechaba. Como me regocijaba pensando en la partida que les estaba jugando á los mismos que me señalaban, y me miraban, cuando yo no estaba loco , cuando solamente temia que lo llegaria á estar.

Y me reia de gozo cuando estaba solo, y pensaba cuan bien ocultaba mi secreto, y cuan prontamente mis cariñosos amigos me hubieran abandonado si hubiesen descubierto la verdad.

Gozaba mas que en ningun otro goce cuando comia solo con algun alegre y bullicioso jóven en pensar cuan pálido se hubiera vuelto, y cuan presurosamente hubiese corrido, Si hubiera averiguado que el querido amigo que estaba junto á el afilando su reluciente cuchillo , era un loco, con todo el poder y casi toda la voluntad de clavárselo en el corazon. Era aquella una vida deliciosa! Tuve riquezas , nadaba en la opulencia, y me regocijaba en los placeres aumentados mil veces por el conocimiento de mi bien, guardando secreto. Heredé un estado: la ley , la perspicaz ley habia sido engañada, y habia entregado disputados millones en las manos de un loco.