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La literatura ha sufrido una pérdida irreparable, y en nada tanto como en la destruccion de la serie cronológica de las estrañas configuraciones de los astros, ilustrada con sus advenimientos históricos, conforme á los principios astronómicos.

Nienti habia igualmente descubierto despues de una cuidadosa inspeccion de los restos de la antigua escultura, en las colecciones, y galeria de Italia, que los antiguos tenian para cada cual de sus dioses sus peculiares facciones, en tanto que aun los mas ignorantes podian sin dificultad colegir por los mas pequeños fragmentos, las respectivas deidades á que habian pertenecido originalmente.

No se ceñia esclusivamente á la fisonomia, porque esa disputaba que era tan solo una parte de la ciencia; ni aun tampoco en la frenologia considerándola falta de todo principio, para sus observaciones: decia que para descubrir el carácter de cada hombre era precíso examinar, no tan solo su fisonomia y cabeza, sino su cuerpo entero, y que tan solo asi podia darse un juicio exacto.

Sus observaciones y descubrimientos sobre esto, son en estremo curiosas; pero despues de haber reunido innumerables ejemplares para probar la exactitud de su doctrina, concluye diciendo: «que observándolo intimamente, se llegará á encontrar que el conocimiento que los fîlósofos creen tener de los hombres se asemeja bastante al que el establero ingless cree tener de su caballo.

Su relacion sobre el influjo de las circunstancias esteriores en la mente, era casi poética. Mostraba como la memoria de un hombre puede ser gobernada por la destreza de otro, y como uno de sus discípulos podia, no tan solo descubrir los pensamientos de cualquier hombre, sino á hacerlo pensar como á él le agradase.

Algunos de sus ejemplos sobre esta opinion son en estremo ingeniosos, y la traduccion de uno de ellos publicada en el último tomo de lás transacciones de la sociedad filosófica de Urtenstein, es la que nos aventuramos á ofrecer á la consideracion del leetor. Fué estractado de una nota, y el dogma particular á que se refiere merece la detenida investigacion de todos los hombres dedicados á buscar evidencia, y mas especialmente de los embajadores y diplomáticos, de cuya destreza en penetrarse de los designios de los que los rodean, tanto pende.

«Los hombres, decia Nienti, ignoran cuan grande parte de su naturaleza espiritual se mescla en sus asuntos mas comunes, y que escepto en la gratificacion de sus apetitos fisicos, la tosquedad del cuerpo tiene muy poco influjo en los procesos de la entidad intelectual.—La historia del conde Hermann es una prueba estraordinaria de esto: tan solo es de sentir que fuese tan trágica en sus incidentes, porque eran de