lindo vaso de dos golletes que se bebe el día de la boda.
"¿Quién sabe lo que ocurrirá?—decía la terminación.—Depende del dios de los vientos que sopla de un lado ó de otro y junta ó separa las cosas."
Esta alusión en nombre de Futen, que es también, el genio de los Vientos, era tan clara que todos miraron á aquél, sonriendo.
—Bien—dijo alegremente—hay que ofrecer algunas libaciones á ese genio caprichoso para que sople á gusto de todos. ¡A tu salud. Futen!
Y vació, de un solo trago, una copa de sake.
Todos rieron excepto Yamata y Miodjin. La comida se prolongó mucho tiempo.
Después que hubieron acabado de comer, bailaron alrededor de los restos. Futen propuso el corro del arroz pero sólo él conocía las numerosas y complicadas figuras; se equivocaban, se cansaban, y todos terminaron acostándose sobre la hierba, para dormitar.
Por la noche, iluminaron las embarcaciones y, lentamente, volvieron á la ciudad. Las dos barcas se deslizaban una al lado de la otra balanceando sus grandes linternas. La cantadora de leyendas punteaba distraídamente las cuerdas de su instrumento.
Por la parte de la ciudad, un gran resplandor
iluminaba el cielo: era Tokio que se encendía. A
medida que se iban aproximando, aumentaba el ruido
de los gritos y de las músicas, y á cada momento, los
cohetes hendían el aire.