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CAPÍTULO LI
Que trata de lo que contó el cabrero á todos los que llevaban á don Quijote


res leguas deste valle está una aldea, que, aunque pequeña, es de las más ricas que hay en todos estos contornos, en la cual había un labrador muy honrado, y tanto, que aunque es anejo al ser rico el ser honrado, más lo era él por la virtud que tenía, que por la riqueza que alcanzaba; mas lo que le hacía más dichoso, según él decía, era tener una hija de tan extremada hermosura, rara discreción, donaire y virtud, que el que la conocía y la miraba se admiraba de ver las extremadas partes con que el cielo y la naturaleza la habían enriquecido. Siendo niña fué hermosa, y siempre fué creciendo en belleza, y en la edad de diez y seis años fué hermosísima. La fama de su belleza se comenzó á extender por todas las circunvecinas aldeas... ¿qué digo yo por las circunvecinas no más, si se extendió á las apartadas ciudades, y aun se entró por las salas de los reyes y por los oídos de todo

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