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CAPÍTULO XLV
Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad
ué les parece á vuestras mercedes, señores, dijo el barbero, de lo que afirman estos gentiles hombres, pues aun porfían que ésta no es bacía, sino yelmo?
—Y quien lo contrario dijere, dijo don Quijote, le haré yo conocer que miente, si fuere caballero, y si escudero, que remiente mil veces.
Nuestro barbero, que á todo estaba presente, como tenía tan bien conocido el humor de don Quijote, quiso esforzar su desatino y llevar adelante la burla, para que todos riesen, y dijo, hablando con el otro barbero:
—Señor barbero, ó quien sois, sabed que yo también soy de vuestro oficio, y tengo, más ha de veinte años, carta de examen, y conozco