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DON QUIJOTE DE LA MANCHA
más haber quedado tan cerca del suelo, que con los extremos de las puntas de los pies besaba la tierra; que era en su perjuicio, porque, entendiendo que le faltaba poco para poner las plantas en la tierra, fatigábase y estirábase cuanto podía por alcanzar al suelo; bien así como los que están en el tormento de la garrucha, puestos á toca no toca; que ellos mismos son causa de acrecentar su dolor con el ahinco que ponen en estirarse, engañados de la esperanza que se les representa, que, con poco más que se estiren, llegarán al suelo.