O se pasaron quince días, cuando ya nuestro renegado tenía comprada una muy buena barca, capaz de más de treinta personas; y para asegurar su hecho y dalle color, quiso hacer, como hizo, un viaje á un lugar que se llama Sargel, que está veinte leguas de Argel, hacia la parte de Orán, en el cual hay mucha contratación de higos pasos. Dos ó tres veces hizo este viaje en compañía del tagarino que había dicho. Tagarinos llaman en Berbería á los moros de Aragón, y á los de Granada mudéjares; y en el reino de Fez llaman á los mudéjares elches, los cuales son la gente de quien aquel rey más se sirve en la guerra. Digo, pues, que cada vez que pasaba con su barca, daba fondo en una caleta que estaba no dos tiros de ballesta del jardín donde Zoraida esperaba; y allí, muy de propósito, se ponía el renegado con los morillos que bogaban al remo, ó ya á hacer la zalá, ó ya á ensayarse de burlas á lo que pensaba hacer de veras; y así se
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CAPÍTULO XLI
Donde todavía prosigue el cautivo su suceso